"Deben ser indeterministas, cuestionadores del orden existente; deben buscar explicaciones divergentes a las que se dan por aceptadas y ser críticos permanentes con lo que se tiene por cierto" Ávila Fuenmayor

viernes, 19 de agosto de 2011

Introducción a la Estrategia Operativa


Desde muchos años atrás en la práctica y en el entrenamiento del fútbol, se ha tenido en cuenta la preparación del futbolista y del equipo en 4 pilares o parcelas: la táctica, la técnica, la preparación física y la preparación psicológica.

“El análisis del juego siempre hecho desde un paradigma catesiano reduccionista” (Cervera, A. 2010), nos llevaba a enfocar el rendimiento de un equipo desde éstas 4 únicas parcelas, llevándolas a cabo de forma independiente en las sesiones de entrenamiento. Esto ha provocado que el entrenamiento se sintetice en elementos diferenciados y desintegrados.

Esto no es algo que se haya realizado en el pasado. Es algo que en la actualidad en la gran mayoría de equipos se hace. Se parte de un entrenamiento condicional (realizado por el preparador físico), dónde se trabajan determinadas cualidades físicas en situaciones totalmente descontextualizadas.

Esto parte fruto de la introducción del preparador físico dentro de los cuerpos multidisciplinares de los equipos de fútbol, y donde pretenden (muchos de ellos) llevar a cabo la preparación física de deportes individuales a deportes colectivos. El no contar con preparadores físicos especializados, ha provocado la reducción de la especialización del fútbol, empobreciendo la metodología de entrenamiento y como consecuencia el juego de un colectivo.

Como paradoja a esto se han introducido metodologías (ya desfasadas) como el entrenamiento integrado, en la que el futbolista tiende a funcionar como un sistema “homogéneo formado por subsistemas independientes” (físico, técnico, táctico…) que se interrelacionan con un mismo fin. Trabajando  con éste tipo de metodología, sólo se aprenden partes aisladas del fútbol, o como máximo, a jugar al fútbol. No obstante no se construye un equipo y mucho menos, un modelo de juego. 

Debemos generar en nuestro equipo y en última instancia en el futbolista, un nivel de atención y concentración  que permita al jugador y al equipo actuar de forma conjunta y coordinada, actuar como consecuencia de pensar. Esto implica un nivel de atención y concentración durante la situación competitiva. Cada pensamiento (surgido del juego) lleva a una acción individual, que posteriormente implica un pensamiento colectivo y por consecuencia una acción colectiva. A estas referencias que toma el conjunto para actuar de una forma cohesionada las llama Amieiro en su libro de defensa en zona en el fútbol, referencias colectivas. Referencias que, “cuando están debidamente identificadas, lleven a los jugadores a pensar en función de la misma intención al mismo tiempo y, con eso, el equipo actúe como un todo al defender”. (Amieiro, N. ,2007).

Queremos llegar con todo esto a desvirtuar en cierto sentido las metodologías de la gran oligarquía del fútbol (que aún así, ya están decayendo), para poder presentar todos los aspectos que debe manejar nuestro equipo antes de la competición.

Se debe avanzar en la forma de entender el fútbol, y en la forma de llevar a un equipo a su máximo rendimiento. Para ello se deben manejar un alto nivel de elementos que se encuentren contextualizados y englobados en un mismo fin, lo que se resume en el éxito de nuestro equipo.

Teniendo en cuenta que como parte de un todo se deben manejar la organización defensiva, ofensiva, las transiciones, estrategia, etc., de nuestro propio equipo (modelo de juego), también debemos conocer las del otro equipo para así poder manejar la competición (estrategia operativa) de forma que controlemos el mayor número de aspectos dentro de nuestro modelo de juego durante la misma.


Marco Tamarit