"Deben ser indeterministas, cuestionadores del orden existente; deben buscar explicaciones divergentes a las que se dan por aceptadas y ser críticos permanentes con lo que se tiene por cierto" Ávila Fuenmayor

domingo, 18 de marzo de 2012

Equilibrio defensivo del pivote en un modelo de juego orientado al 1-3-5-2. Parte 1.



“Los sistemas tienen propiedades emergentes que no se encuentran en las partes que los componen. No se pueden predecir las propiedades de un sistema entero dividiéndolo y analizando sus partes”
        
 (O`Connor, J; y McDermott, I. 1997).

Antes de comenzar éste sencillo análisis, quisiera dejar claro que es un simple análisis que parte de un colectivo, y no de un aislamiento de una posición concreta. Es decir, analizo una posición concreta pero no creo en un trabajo descontextualizado e independiente del resto de jugadores. Por tanto el análisis siempre lo expongo teniendo en cuenta la “entereza inquebrantable” del fútbol, tomando como base el todo. Las intenciones tácticas y los medios tácticos a usar por parte del pivote defensivo, siempre serán interdependientes (dependencia recíproca) del colectivo.


El sistema de juego entendido como el 1-3-5-2 hace una apuesta claramente ofensiva, teniendo en cuenta que la superioridad en el centro del campo unido a la amplitud ofensiva se entiende como el éxito en el juego dentro de éste modelo. Dentro de éste sistema tiene especial relevancia desde mi perspectiva, las intenciones tácticas del pivote situado en zona de creación.

Destacamos de sus intenciones tácticas, las defensivas, ya que son las que dan el aporte al equilibrio al que nos referimos. Estas son:

Acosar. Frente a la posesión de balón del equipo contrario debe facilitar la superioridad numérica en la zona de creación. Siempre será el jugador que aportará el 2 contra 1, provocando la recuperación de balón lo más rápido posible.

Disuadir (temporizar). De vital importancia en las transiciones de juego, en éste caso en la organización defensiva (repliegue).  De ésta acción dependerá en gran parte la organización de nuestro equipo. Siempre deberá intentar llevar al jugador a zonas extremas del campo, evitando la progresión en ataque del equipo contrario y favoreciendo la ralentización en su ataque.

Interceptar. La ruptura de las líneas de pase en la zona de creación y finalización (en caso de reconstrucción defensiva), ganando más importancia en función del ataque organizado del equipo adversario. Si el equipo contrario presta un juego combinativo frente a individualidades o juego directo en zonas de creación, adquiere mayor importancia dicha intención táctica.

Detener el juego.  Herramienta que puede aportar la misma utilidad que el resto en fase defensiva, pero que debe ser la última en usar ya que no favorece la recuperación de la posesión de balón. Debe ser un recurso de emergencia y que no por ello debe perder importancia u olvidarse en el trabajo de las intenciones tácticas defensivas.

Inhabilitar al adversario. Es una intención que marca mucho el posicionamiento zonal dentro de nuestro sistema de juego. Se produce en mayor medida por el control del espacio que rodea la zona de creación, así como de las zonas de tránsito y de mayor influencia del balón del rival.

Tendremos que tener en cuenta nuestro modelo de juego  para potenciar en mayor o menor medida cada una de estas intenciones tácticas, así como nuestra estrategia operativa semanal.

Dejamos aquí la primera parte del análisis. Profundizaremos en mayor medida sobre las intenciones tácticas y los medios para llegar a ella, así como las acciones del pivote dentro de un colectivo y como parte del todo.


Marco Tamarit

* Para redactar ésta entrada he tenido en cuenta el trabajo del pivote A.E.S.R. que desarrolla su juego dentro de un sistema de juego 1-3-5-2.