“El fútbol no es precisamente orden en el sentido académico de la expresión. Mucho más, es desorden. Mucho más que orden es picardía, siendo que es “arte del imprevisto” (Ortega cit. por Panzeri, D. en 1967.)
¿Cuántas veces hemos escuchado esas frases tan habituales en un banquillo o grada de cualquier campo de fútbol? Esas frases del estilo:
“El fútbol es para listos”
“Qué poca picardía tiene”
Éste tipo de frases son sólo un ejemplo de lo que se puede escuchar. Dichas expresiones pueden tener varias interpretaciones que pueden ir relacionadas entre otras con la infracción de las reglas o con la forma de jugar.
Si partimos de la base en la que consideramos al fútbol como un deporte imprevisible (cómo comentábamos en la entrada del 22 de Junio), a su vez incontrolable y en el que concurren multitud de parámetros, en los que podríamos incluir dentro de estos la picardía. Si citamos la acepción número 2 y 3 expuestas en el diccionario de la RAE nos encontraríamos lo siguiente:
“Bellaquería, astucia, o disimulo en decir algo”
“Travesura de muchachos, chasco, burla inocente”
Sin querer caer en el tópico del uso del diccionario para definir algo pero sí teniéndolo en cuenta podríamos leer entre líneas que estas dos acepciones esconden como dice Ortega, el “arte del imprevisto”, el engaño. Caminando más hacia el desglose de la palabra picardía y agregándole el verbo engañar podríamos decir que el fútbol en su esencia es el ENGAÑO.
Puede sonar raro pero sí, el engaño. El engaño a través de un regate, mediante un desmarque, realizando un tiro penal, y en todas las acciones que se dan durante una situación de juego. Esto nos lleva a un jugar en un clima de “engaño”, visto esto desde el punto de vista práctico, es decir, “dar a la mentira apariencia de verdad”.
Sin querer desmenuzar de forma semántica pero si entender el verdadero significado del término picardía llevado al fútbol, podemos darle al vocablo una valoración positiva, siendo necesario para la práctica del fútbol. Necesidad que camina junto a lo espontáneo y que engloba a la imprevisibilidad de las acciones.
En la entrada anterior (29 de Julio) ya hablábamos de la importancia del fútbol de calle. Este fútbol es el que nos puede llevar a desarrollar la picardía de forma natural sin llegar a connotaciones negativas, siempre dentro de un terreno de juego y con el fin de “engañar” al adversario.
El fútbol por lo general (con claras excepciones) de hoy en día gira en torno a la disciplina a las pautas marcadas y a la falta de espontaneidad. Con esto pecamos de conseguir una forma de juego y de entrenamiento estandarizada en el que se priva de libertad al futbolista, teniendo esto mayor repercusión en jóvenes futbolistas en procesos de formación.
Sólo queda la tarea de saber y entender que la picardía no se enseña, ésta sólo la enseña la libertad y espontaneidad del “fútbol de calle”. En el momento que la picardía se enseña es cuando rompemos la esencia del fútbol y la picardía se convierte en “acción baja, ruindad, vileza, engaño o maldad”. Por tanto dejemos que se juegue en la calle y traslademos ésto a nuestro entrenamiento.
Por tanto podemos decir que la picardía es parte fundamental de la esencia del fútbol, es necesaria.
¿Cuántas veces hemos escuchado esas frases tan habituales en un banquillo o grada de cualquier campo de fútbol? Esas frases del estilo:
“El fútbol es para listos”
“Qué poca picardía tiene”
Éste tipo de frases son sólo un ejemplo de lo que se puede escuchar. Dichas expresiones pueden tener varias interpretaciones que pueden ir relacionadas entre otras con la infracción de las reglas o con la forma de jugar.
Si partimos de la base en la que consideramos al fútbol como un deporte imprevisible (cómo comentábamos en la entrada del 22 de Junio), a su vez incontrolable y en el que concurren multitud de parámetros, en los que podríamos incluir dentro de estos la picardía. Si citamos la acepción número 2 y 3 expuestas en el diccionario de la RAE nos encontraríamos lo siguiente:
“Bellaquería, astucia, o disimulo en decir algo”
“Travesura de muchachos, chasco, burla inocente”
Sin querer caer en el tópico del uso del diccionario para definir algo pero sí teniéndolo en cuenta podríamos leer entre líneas que estas dos acepciones esconden como dice Ortega, el “arte del imprevisto”, el engaño. Caminando más hacia el desglose de la palabra picardía y agregándole el verbo engañar podríamos decir que el fútbol en su esencia es el ENGAÑO.
Puede sonar raro pero sí, el engaño. El engaño a través de un regate, mediante un desmarque, realizando un tiro penal, y en todas las acciones que se dan durante una situación de juego. Esto nos lleva a un jugar en un clima de “engaño”, visto esto desde el punto de vista práctico, es decir, “dar a la mentira apariencia de verdad”.
Sin querer desmenuzar de forma semántica pero si entender el verdadero significado del término picardía llevado al fútbol, podemos darle al vocablo una valoración positiva, siendo necesario para la práctica del fútbol. Necesidad que camina junto a lo espontáneo y que engloba a la imprevisibilidad de las acciones.
En la entrada anterior (29 de Julio) ya hablábamos de la importancia del fútbol de calle. Este fútbol es el que nos puede llevar a desarrollar la picardía de forma natural sin llegar a connotaciones negativas, siempre dentro de un terreno de juego y con el fin de “engañar” al adversario.
El fútbol por lo general (con claras excepciones) de hoy en día gira en torno a la disciplina a las pautas marcadas y a la falta de espontaneidad. Con esto pecamos de conseguir una forma de juego y de entrenamiento estandarizada en el que se priva de libertad al futbolista, teniendo esto mayor repercusión en jóvenes futbolistas en procesos de formación.
Sólo queda la tarea de saber y entender que la picardía no se enseña, ésta sólo la enseña la libertad y espontaneidad del “fútbol de calle”. En el momento que la picardía se enseña es cuando rompemos la esencia del fútbol y la picardía se convierte en “acción baja, ruindad, vileza, engaño o maldad”. Por tanto dejemos que se juegue en la calle y traslademos ésto a nuestro entrenamiento.
Por tanto podemos decir que la picardía es parte fundamental de la esencia del fútbol, es necesaria.
Marco Tamarit
Alguien dijo que la principal virtud de Messi, es el engaño.
ResponderEliminarNunca sabes lo que te va a hacer, mejor dicho, sabes que lo que parece que hace es lo que no hará.