"Deben ser indeterministas, cuestionadores del orden existente; deben buscar explicaciones divergentes a las que se dan por aceptadas y ser críticos permanentes con lo que se tiene por cierto" Ávila Fuenmayor

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Pensamiento colectivo


“Como instrumento de participación, se caracteriza por surgir del común acuerdo, en que un grupo humano, en concordancia con las voluntades que lo componen, considera tener intereses similares y un mismo objetivo a realizar, formando así una asociación en particular”.

La organización colectiva marca el devenir de un equipo por encima de la superioridad individual de cada uno de los individuos que puedan formar dicho colectivo. Nunca encontramos el éxito en “el” sino en “ellos”.
El mejor jugador de un equipo es el equipo en sí y la formación de un colectivo unido a través de conexiones que van más allá del propio talento. El jugador como ser individual dentro del colectivo debe ser una pieza inteligente y cohesionada con el resto,con capacidad para trabajar en dirección hacia el propio colectivo. No deben existir alternativas que puedan llevar a una ruptura.
Como decíamos antes, debe ser una pieza inteligente y actuar como tal. El jugador que camina hacia el colectivo debe pensar jugando y jugar pensando. El pensar jugando que lleva al desarrollo de la inteligencia del propio jugador aportará organización al colectivo, ya que pensará para éste. Caneda Pérez (1999, cit. por Amieiro N., en Defensa en zona en el fútbol, 2007) nos expone como la tarea del entrenador es  “dotar al equipo de una organización a través de la cual el valor del conjunto exceda la suma de los valores individuales”.
La organización nos llevará a un pensamiento individual proyectado a un pensamiento común, colectivo, en el que desde la libertad individual, cada jugador sepa cómo reaccionar ante determinados estímulos. Los jugadores  ante un mismo estímulo reaccionarán de diferente forma  en relación a su función dentro del terreno de juego pero si pensarán de la misma forma, pensarán desde y hacia el colectivo.
Para asentar el pensar común, se debe crear un modelo de juego con identidad propia que permita trabajar desarrollando automatismos que se proyectarán de forma posterior en la alternancia de la competición. Esto se debe dar bajo  el desarrollo de una base zonal, que marque el sentir colectivo. 
 Marco Tamarit

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