Depósito, pico, volumen, desgaste,
partido preparatorio, carreras…
Si analizamos una a una estas
palabras… ¿Alguien podría relacionar directamente una de ellas con el fútbol en
sí? ¿Alguna de éstas nos llevará a alcanzar el objetivo marcado en un
campeonato liguero? ¿Tienen relación con lo que llevaremos a cabo durante el
resto del año?
La pretemporada es ilusionante, se
afronta después de un periodo de inactividad y a ella se retoma con ganas, con interés de afrontar nuevos retos o buscar objetivos no alcanzados, pero esto no implica que sea un periodo “bonito”. La pretemporada es “fea”, la pintan como
descontextualizadora y es la época en el que “todo vale”.
Valen carreras por el parque, valen
triples sesiones, valen sesiones de 120 minutos, valen series de X minutos a X
intensidad…No sólo valen para el entrenador, sino que el jugador las acepta de
buen agrado, es lo que toca, es lo que hay, “en la temporada hay que sufrir”.
Se acepta como el cambio de horario a finales de octubre, como que mañana es
miércoles o como que el 31 de diciembre es el último día del año, verdades
incuestionables asimiladas y asumidas. Ya no sólo porque toca, sino porque hay que hacerse un hueco.
Lo mejor de todo esto es que estos
periodos se afrontan sin tener en cuenta en ningún momento lo circunstancial, lo básico, lo que define, lo que prima, lo que caracteriza a la naturaleza del juego.
Desde el fútbol base hasta incluso la élite, derrochan sesiones y sesiones en
trabajar aspectos condicionales, creyendo alcanzar niveles de los cuales
nutrirse durante el año, olvidando la esencia del fútbol, que es el propio
fútbol. Expresiones como “el físico es lo más importante”, “el equipo debe
llegar en un buen estado de forma” o “el
equipo estará bien en la tercera jornada”.
Desde mi punto de vista las
pretemporadas implican un modelo de juego inicial, transmitir al jugador la
metodología que se lleva a cabo (teniendo en cuenta la fluctuación de los
condicionante que la rodean), que la tomen como propia, mostrar herramientas, y
afianzar interrelaciones dentro de un grupo. Buscar enriqueciéndonos desde la
diferencia de un grupo de jugadores, un juego común, en la cabeza y en los
pies.
Puede que lo consigamos a través de
carreras, o a través de la pliometría, o a través de test físicos, o a través
del entrenamiento “des-integrado” pero esto de forma efímera acabará por morir,
dejará de ser relevante, no incentivará al futbolista ni aportará al juego y
desarraigará al jugador de la esencia de su motivación.
No podemos durante una pretemporada
amputar al jugador de su "alma" de su inherencia, limitarlo a los aspectos condicionales, y no
aplicar durante éste periodo, lo que guiará a nuestro equipo durante todo el
campeonato o temporada, el famoso modelo de juego.
Intentemos caminar hacia lo que es
realmente importante para nuestro equipo, respetando la naturaleza del juego, las
sinergias que en él se producen, entendiendo que el entrenamiento debe partir
del fútbol, que será lo que posteriormente se produzca en
la competición, lo que nos aporte el éxito. Entrenar para jugar, entrenar para
competir, entrenar FÚTBOL.
En relación a la pretemporada, os dejo
con el enlace de una entrada de Pedro Gómez. No tiene ningún desperdicio.
http://www.futbolcontextualizado.com/blog/?p=599
Marco Tamarit
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